Las tareas de la matanza
Una vez destazado, el cerdo debe permanecer una noche “oreándose”. Mientras, los vecinos de Gotarrendura prosiguen con las tareas propias de la matanza que suelen realizarse el segundo y el tercer día después de la muerte del cerdo. Dos mujeres se afanan en el embutido de la morcilla en las tripas lavadas previamente en el frío agua del río.
La mezcla de sangre, arroz y cebolla, previamente amasada en una artesa, se embute a puñados en las tripas, que luego se atan y cuecen, dando lugar al ‘caldo baldo’.
Una vez cocidas, las morcillas se dejan secar durante 21 días en los varales, elaborados con palos de madera con los que se confecciona una suerte de tendedero, que se colocan en lugares cerrados, exentos de corrientes de aire y orientados al Norte.
“La matanza depende mucho del clima”, “por eso se realiza a finales de noviembre y en el mes de diciembre, para evitar nieblas o lluvias que humedezcan el ambiente y echen a perder los embutidos y la carne”.
De los varales también penden los chorizos. De su elaboración se ocupa otro vecino a las puertas del Museo Etnográfico López Berrón, atareado desmenuzando la carne en una picadora de metal colocada sobre una mesa de madera. El picadillo de carne se deposita en una artesa donde se mezcla con pimentón y otros condimentos. Parte de esta mezcla se embute y otra parte se reserva para comer frita en el momento.
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